miércoles, 30 de agosto de 2023

📢Comunicación📞



Quien te quiere, te busca. 


A veces me pregunto que pasaría si dejase de escribir, contar o expresar mis sentimientos. 

Que pasaría si dejase de hablar, de preguntar que tal están o simplemente dejase de hablarles y desapareciese de las redes sociales. 

¿Pasaría algo si de aquí a mañana nadie supiese si estoy bien, mal o si me ha pasado algo? 

¿La gente lo notaría? 


Me pregunto por qué al ser humano le cuesta tanto abrirse y contar lo que sienten y lo que no, lo que les gusta, lo que les molesta. También me cuestiono el porqué cuando lo haces la gente lo recibe como algo malo, algo que deberías callar o aguantar y no contarlo.
Me parece cruel e insensible que una persona quiera contar como está y la otra mire hacia otro lado, ni siquiera se tome la molestia de escuchar, con lo sencillo que es. 

(Cuando escribo este tipo de cosas, pienso en personas determinadas o simplemente en general, nadie debería de tomárselo a lo personal, y si lo haces, es porque te sientes identificado y sabes que lo haces consciente o inconscientemente.) 

Hace tiempo leí por twitter que muchos de los problemas de comunicación hoy en día es internet, cuando es todo lo contrario. He conocido a gente maravillosa por internet, en videojuegos, en redes sociales, en foros, en blogs. He conocido a gente que a día de hoy me siguen dando su apoyo y amor, que me pueden hablar un día entero y no responderme hasta 1 o 2 semanas después y no hay problema en ello. 

Las prisas, los ahora, los ya son los responsable de la poca paciencia que tenemos a la hora de entablar una amistad o de mantener una buena relación familiar. Una buena conversación que dure días es igual de válida que aquella que dura horas. 

No estamos solos en el mundo, debemos de preocuparnos de aquellas personas que tenemos en nuestra vida y queremos seguir teniéndolas. No deberíamos de decidir ni escoger a determinadas personas como favoritas y solo atender sus necesidades emocionales y a los demás dejarlos en segundo plano. Deberíamos de poder abrirnos a todos y contar con todos, a no ser claro que no quieras a esa persona en tu vida, ese es otro cantar.

También, uno de los grandes problemas era que hoy en día la gente prefiere escribirte que llamarte y yo no le veo problema a eso. Tenemos mil aplicaciones donde poder comunicarnos con nuestras personas más allegadas, donde es tan sencillo como mandar un audio o abrir un chat y escribir "Hola, ¿Cómo estás? ¿Todo bien?". Solo una pregunta puede generar una conversación donde ambas partes pueden expresarse de lo que quieran y hablar de lo que gusten. No obliga a tener una conversación larga tampoco, ni hay silencios incómodos. No atropellamos a nadie al hablar ni cortamos a la otra persona mientras nos cuenta su vida, su problema o simplemente se desahoga. El llamar por teléfono ya no lo veo tan necesario como hace 15 años, donde solo había esa forma "rápida" para poder comunicarte con otras personas. 

Gracias a la tecnología tenemos todo al alcance de un clic y podemos hasta hacer amigos en otros países. Esto no quita que haya gente que prefiera una cosa u otra y la adapte a uno mismo, todo es comunicarse y que ambas personas estén de acuerdo en como. 


Me pregunto si después de esto que estoy escribiendo podremos pararnos todos un segundo y pensar en aquellas personas que hace semanas o más no escribimos ni preguntamos que tal están, si todo les va bien o les ha pasado algo malo. 

También hablo por mí, he dejado relaciones de lado por no comunicarme o no saber escuchar como necesitaban en ese momento. He desatendido relaciones por mis propios problemas o he dejado a gente en leído demasiado tiempo.

Todos podemos cometer errores, pero lo sabio seria pedir perdón y perdonar.

domingo, 6 de agosto de 2023

📖Mil historias📖

 -Soy aquella triste historia que cuenta la gente.-



Las historias que contamos en nuestra vida fueron de alguna manera, de alguien que las vivió o las imagino. 

Contamos y leemos cientos de cuentos en nuestra vida. Nuestra vida se transforma en una historia constante que contamos a nuestros amigos, familia, hijos, nietos o compañeros de trabajo. 
Contamos cada pedacito del día, lo que compramos, lo que vemos, hasta lo que soñamos. 

Vivimos a base de historias propias y ajenas, de momentos únicos y emocionales. Las contamos, nos reímos de ellas y con ellas, lloramos de alegría, de emoción o tristeza al escucharlas.

Muchos de nosotros solo somos historias tristes.

Tenemos un sin fin de emociones que determinan la continuación de lo que queremos contar y vivir. 

Las historias las podemos medir en meses, años o incluso semanas. 
Todos podemos elegir que camino coger, pero lo que sucede mientras lo andamos no es a elección propia. Son caminos larguísimos que llegan a diversos finales y tenemos que recorrerlos de mil formas diferentes. Algunos vamos con estacas clavadas en la espalda y los pies doloridos y otros con zapatos de montaña y sin mucho equipaje. Estos tienen desvíos que podemos escoger por voluntad propia y otras veces nos llevan a ellos otras personas o circunstancias. 


Mi historia aún sigue en proceso y no puedo editarla, pero sigue siendo mi historia. Tengo cosas sin contar, cosas que he contado mil veces, páginas que solo saben 2 personas y capítulos llenos de lagunas. Tengo una historia que nadie querría contar en una conversación alegre y otra no apropiada para niños. Tengo cuentos bonitos y novelas de amor con final triste. 

Quiero cientos de caminos por los que caminar, correr o saltar. 
Quiero mil historias más donde la protagonista sigo siendo yo, que para eso es la mía. 
Quiero mil cuentos donde los finales felices sigan existiendo y aunque las últimas veces terminasen mal, nunca rendirme en conseguir que mis novelas y mis cuentos sigan existiendo para poder contárselas a mis hijos y nietos.

Tenemos mil caminos y libros vividos.

Mil cuentos que aun tenemos que contar y cientos de historias aun pendientes de terminar.


¿Qué historia quieres contar hoy?


Una nueva historia.

18 de diciembre de 2023. Hace 7 meses que te fuiste a las estrellas Lucía. Te fuiste pronto y sin poder despedirte.  Hace 7 meses que te fui...