viernes, 30 de junio de 2023

💜 Un día más, un día menos. 🦋

 

10 de Junio.


Los dĂ­as previos al sábado me sentĂ­a mejor, no para tirar cohetes pero si como para no llorar todo el dĂ­a y no sentirme culpable. SabĂ­a que se acercaba el dĂ­a en el que podrĂ­a hablar con más gente que me entendiera y poder compartir los sentimientos y vivencias sin ser juzgada o sentir vergĂĽenza y pena. 


Ya es sábado, Carlos se ha levantado cabreado y lo noto con cada sonido que sale de su boca y sus movimientos. ¿No querrá ir? Ă‰l dice que tiene sueño y que solo es eso, pero mi intuiciĂłn me dice que hay algo más. 

De camino al centro de Valencia me siento aĂşn más ansiosa y nerviosa, el viaje se me está haciendo eterno. Cuando llegamos tenĂ­a la sensaciĂłn de que ya habĂ­a estado en ese lugar y que conocĂ­a a las demás parejas como si fuĂ©ramos amigos de toda la vida. Me sentĂ­ cĂłmoda en esa silla, aunque el cojĂ­n al que abrazaba contra mi tripa era más reconfortante. 

Desde que han empezado a hablar no he parado de llorar. Están contando uno a uno su perdida mientras lloro por ellas y lloro por mĂ­. Nada más abrir la boca y pronunciar mi nombre las lágrimas salieron solas nuevamente, no hubo forma de pararlas y mi voz temblaba como si hubiera pasado todo ayer mismo y como si nunca lo hubiera contado a nadie. SentĂ­ que volvĂ­a revivirlo y mis dudas, mis culpas y mis "y si" volvieron de nuevo a mi cabeza. Carlos finalmente confesĂł que se habĂ­a levantado sin ganas de ir, que lo hacĂ­a más por mĂ­ que por Ă©l, pero que no se arrepiente de haber ido y haber escuchado a otros padres contar desde su perspectiva lo que sintieron y lo que les duele. 

Tras esa hora y media de escuchar, hablar, sentir y experimentar el dolor de cada mujer y hombre salgo con otras sensaciones y pensamientos. SalgĂł aprendiendo que el duelo es normal y  que yo solo debo estar presente y seguir con mi vida aun con ese dolor que a veces desgarra almas y mentes.

No estoy sola y nunca estaré sola. Hay miles de personas que pasan por la perdida de un bebé, de su hijo/a y siguen sus vidas sin poder olvidarlos, pero aprendiendo a vivir con su recuerdo y las sensaciones que dejaron en sus vidas.
TambiĂ©n quiero escribir un poco más de la perdida gestacional o neonatal, ya que contar la perspectiva y la vivencia tambiĂ©n es una buena forma de poder enseñar al mundo que es un duelo como otro cualquiera. 


Tiene sus fases, su aprendizaje y su tiempo de curaciĂłn. No debemos olvidar que se pierde un hijo y un plan de futuro, se pierde tambiĂ©n la perspectiva de uno mismo, un pedacito de ti y un pedacito de tu pareja. Como siempre he contado en mis redes sociales el hecho de estar por encima de mi peso influye mucho en como me tratan los mĂ©dicos y lo que me diagnostican en consulta. No soy una persona que le guste ir a urgencias aunque lo requiera por estar muy enferma o necesitar atenciĂłn urgente. 

Durante parte del embarazo he sentido dolores y pinchazos fuertes en el bajo vientre, un flujo abundante y algo turbio. He enfermado con fiebre, tos y mocos muchas veces, pero siempre me decĂ­an que era normal. Mis defensas estaban bajas por lo que los mĂ©dicos lo atribuĂ­an a eso. Nunca tuve sangrado por lo que tampoco tenĂ­a la necesidad de ir a urgencias a que revisasen que todo iba estupendamente.

 La ecografĂ­a de las 12 semanas era la que más miedo me daba, que me dijeran que mi bebĂ© podrĂ­a tener alguna enfermedad y que debĂ­a hacerme más pruebas o que no era posible continuar con el embarazo me tenĂ­a en vilo cada noche. SĂ© que muchas madres les da igual, pero yo siempre he pensado en que si decidĂ­a ser madre y traer a un niño a este mundo no querĂ­a que este tuviera una vida llena de problemas y necesidades que esta sociedad no estaba dispuesto a darle. 

Tras ver la ecografĂ­a, escuchar los latidos y que me dijeran que todo estaba estupendamente respirĂ© de nuevo y volvĂ­ a sentir que todo irĂ­a bien. PensĂ© que no podrĂ­a pasarme nada ni a mĂ­ ni a LucĂ­a, estaba todo bien, ¿QuĂ© otra cosa podrĂ­a pasar? 

Algo que no te cuentan ni antes de quedarte embarazada ni durante, son los miles de complicaciones que puede tener un embarazo. Los riesgos que puede tener más allá de informarte sobre lo que puedes o no comer, lo que debes tomar de medicamentos, sĂ­ hacer ejercicio o no. En el colegio te dicen que uses preservativos para no quedarte embarazada o tener enfermedades de transmisiĂłn sexual, te enseñan el proceso de embarazo y la anatomĂ­a de este, pero nunca te cuentan sobre abortos, complicaciones o perdidas gestacionales. 

¿Es un tabĂş? 

No sĂ© si responder con un sĂ­ o un no. Tras contar mi experiencia mucha gente me confesĂł que pasĂł por eso o que algĂşn familiar o amigo tambiĂ©n lo pasĂł, pero que no lo contaron hasta años despuĂ©s por miedo y vergĂĽenza. ¿VergĂĽenza de quĂ©? ¿De haber perdido a tu hijo al que has amado cierto tiempo dentro de tu Ăştero o fuera de Ă©l? Nunca creĂ­ que fuera a perder a mi bebĂ©, nunca imaginĂ© que tuviera que pasar nuevamente por este proceso tan doloroso fĂ­sica y mentalmente. 

La mujer no debe contar antes de las 12 semanas su embarazo por si acaso. ¿Por si acaso? Yo decidĂ­ contárselo a mi familia antes de las 12 semanas, pero en redes sociales lo contĂ© despuĂ©s, despuĂ©s de que pasara ese "peligro" que tanto me decĂ­an y al final tuve que terminar contando que habĂ­a perdido ese embarazo. Yo decidĂ­ contarlo al mundo igual que tambiĂ©n decidĂ­ contar la perdida. Nunca creĂ­ que fuera a perder a mi bebĂ©, nunca imagine que tuviera que pasar nuevamente por este proceso tan doloroso fĂ­sica y mentalmente. Por suerte, cuando entrĂ© a urgencias nadie juzgo mi gordura ni mis "enfermedades" para culparme de la muerte o atribuirme esa culpa, aunque yo sĂ­ que lo hiciera.

Durante 4 dĂ­as conocĂ­ a muchas matronas, ginecĂłlogas, enfermeras, celadoras y ninguno de ellas me juzgĂł, me mirĂł mal o me tratĂł mal. Fueron todos profesionales que sabĂ­an que en esa habitaciĂłn habĂ­a una madre que no iba a llevarse a casa un bebe en sus brazos. Me brindaron ayuda, consuelo y amor. Aun a dĂ­a de hoy pienso si esto hubiera sido igual en Madrid, si me hubieran atendido tan bien y con tanta paciencia o si directamente la gente hubiera sido borde y queriendo hacerlo todo con prisa. 

En esta ciudad perdí a mi hija, pero he ganado confianza en mi misma y en los profesionales médicos. He conocido mucho más a mi pareja y la he amado más. He llorado y reído al mismo tiempo y sé que llegará el día en el que Lucía tendrá un hermano/a que también la amará aunque nunca la haya conocido.

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