10 de Junio.
Los dĂas previos al sábado me sentĂa mejor, no para tirar cohetes pero si como para no llorar todo el dĂa y no sentirme culpable. SabĂa que se acercaba el dĂa en el que podrĂa hablar con más gente que me entendiera y poder compartir los sentimientos y vivencias sin ser juzgada o sentir vergĂĽenza y pena.
Ya es sábado, Carlos se ha levantado cabreado y lo noto con cada sonido que sale de su boca y sus movimientos. ¿No querrá ir? Él dice que tiene sueño y que solo es eso, pero mi intuiciĂłn me dice que hay algo más.
De camino al centro de Valencia me siento aĂşn más ansiosa y nerviosa, el viaje se me está haciendo eterno. Cuando llegamos tenĂa la sensaciĂłn de que ya habĂa estado en ese lugar y que conocĂa a las demás parejas como si fuĂ©ramos amigos de toda la vida. Me sentĂ cĂłmoda en esa silla, aunque el cojĂn al que abrazaba contra mi tripa era más reconfortante.
Desde que han empezado a hablar no he parado de llorar. Están contando uno a uno su perdida mientras lloro por ellas y lloro por mĂ. Nada más abrir la boca y pronunciar mi nombre las lágrimas salieron solas nuevamente, no hubo forma de pararlas y mi voz temblaba como si hubiera pasado todo ayer mismo y como si nunca lo hubiera contado a nadie. SentĂ que volvĂa revivirlo y mis dudas, mis culpas y mis "y si" volvieron de nuevo a mi cabeza. Carlos finalmente confesĂł que se habĂa levantado sin ganas de ir, que lo hacĂa más por mĂ que por Ă©l, pero que no se arrepiente de haber ido y haber escuchado a otros padres contar desde su perspectiva lo que sintieron y lo que les duele.
Tras esa hora y media de escuchar, hablar, sentir y experimentar el dolor de cada mujer y hombre salgo con otras sensaciones y pensamientos. SalgĂł aprendiendo que el duelo es normal y que yo solo debo estar presente y seguir con mi vida aun con ese dolor que a veces desgarra almas y mentes.
No estoy sola y nunca estaré sola. Hay miles de personas que pasan por la perdida de un bebé, de su hijo/a y siguen sus vidas sin poder olvidarlos, pero aprendiendo a vivir con su recuerdo y las sensaciones que dejaron en sus vidas.
También quiero escribir un poco más de la perdida gestacional o neonatal, ya que contar la perspectiva y la vivencia también es una buena forma de poder enseñar al mundo que es un duelo como otro cualquiera.
Tiene sus fases, su aprendizaje y su tiempo de curación. No debemos olvidar que se pierde un hijo y un plan de futuro, se pierde también la perspectiva de uno mismo, un pedacito de ti y un pedacito de tu pareja. Como siempre he contado en mis redes sociales el hecho de estar por encima de mi peso influye mucho en como me tratan los médicos y lo que me diagnostican en consulta. No soy una persona que le guste ir a urgencias aunque lo requiera por estar muy enferma o necesitar atención urgente.
Durante parte del embarazo he sentido dolores y pinchazos fuertes en el bajo vientre, un flujo abundante y algo turbio. He enfermado con fiebre, tos y mocos muchas veces, pero siempre me decĂan que era normal. Mis defensas estaban bajas por lo que los mĂ©dicos lo atribuĂan a eso. Nunca tuve sangrado por lo que tampoco tenĂa la necesidad de ir a urgencias a que revisasen que todo iba estupendamente.
La ecografĂa de las 12 semanas era la que más miedo me daba, que me dijeran que mi bebĂ© podrĂa tener alguna enfermedad y que debĂa hacerme más pruebas o que no era posible continuar con el embarazo me tenĂa en vilo cada noche. SĂ© que muchas madres les da igual, pero yo siempre he pensado en que si decidĂa ser madre y traer a un niño a este mundo no querĂa que este tuviera una vida llena de problemas y necesidades que esta sociedad no estaba dispuesto a darle.
Tras ver la ecografĂa, escuchar los latidos y que me dijeran que todo estaba estupendamente respirĂ© de nuevo y volvĂ a sentir que todo irĂa bien. PensĂ© que no podrĂa pasarme nada ni a mĂ ni a LucĂa, estaba todo bien, ¿QuĂ© otra cosa podrĂa pasar?
Algo que no te cuentan ni antes de quedarte embarazada ni durante, son los miles de complicaciones que puede tener un embarazo. Los riesgos que puede tener más allá de informarte sobre lo que puedes o no comer, lo que debes tomar de medicamentos, sĂ hacer ejercicio o no. En el colegio te dicen que uses preservativos para no quedarte embarazada o tener enfermedades de transmisiĂłn sexual, te enseñan el proceso de embarazo y la anatomĂa de este, pero nunca te cuentan sobre abortos, complicaciones o perdidas gestacionales.
¿Es un tabĂş?
No sĂ© si responder con un sĂ o un no. Tras contar mi experiencia mucha gente me confesĂł que pasĂł por eso o que algĂşn familiar o amigo tambiĂ©n lo pasĂł, pero que no lo contaron hasta años despuĂ©s por miedo y vergĂĽenza. ¿VergĂĽenza de quĂ©? ¿De haber perdido a tu hijo al que has amado cierto tiempo dentro de tu Ăştero o fuera de Ă©l? Nunca creĂ que fuera a perder a mi bebĂ©, nunca imaginĂ© que tuviera que pasar nuevamente por este proceso tan doloroso fĂsica y mentalmente.
La mujer no debe contar antes de las 12 semanas su embarazo por si acaso. ¿Por si acaso? Yo decidĂ contárselo a mi familia antes de las 12 semanas, pero en redes sociales lo contĂ© despuĂ©s, despuĂ©s de que pasara ese "peligro" que tanto me decĂan y al final tuve que terminar contando que habĂa perdido ese embarazo. Yo decidĂ contarlo al mundo igual que tambiĂ©n decidĂ contar la perdida. Nunca creĂ que fuera a perder a mi bebĂ©, nunca imagine que tuviera que pasar nuevamente por este proceso tan doloroso fĂsica y mentalmente. Por suerte, cuando entrĂ© a urgencias nadie juzgo mi gordura ni mis "enfermedades" para culparme de la muerte o atribuirme esa culpa, aunque yo sĂ que lo hiciera.
Durante 4 dĂas conocĂ a muchas matronas, ginecĂłlogas, enfermeras, celadoras y ninguno de ellas me juzgĂł, me mirĂł mal o me tratĂł mal. Fueron todos profesionales que sabĂan que en esa habitaciĂłn habĂa una madre que no iba a llevarse a casa un bebe en sus brazos. Me brindaron ayuda, consuelo y amor. Aun a dĂa de hoy pienso si esto hubiera sido igual en Madrid, si me hubieran atendido tan bien y con tanta paciencia o si directamente la gente hubiera sido borde y queriendo hacerlo todo con prisa.
En esta ciudad perdĂ a mi hija, pero he ganado confianza en mi misma y en los profesionales mĂ©dicos. He conocido mucho más a mi pareja y la he amado más. He llorado y reĂdo al mismo tiempo y sĂ© que llegará el dĂa en el que LucĂa tendrá un hermano/a que tambiĂ©n la amará aunque nunca la haya conocido.
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