sábado, 8 de julio de 2023

⚕️Médicos y preguntas 🦋



14 de junio.

Citas médicas, idas y venidas. 
Creo que nunca me ha dado tanta ansiedad tener que ir al médico. Tengo la sensación de que si voy todos me juzgaran con la mirada, aun que nunca lo hacen siempre me lo imagino. 


La matrona, esa gran mujer que te acompaña durante todo el embarazo, te controla y te mira. Te explica cada cosa que pasa por tu cuerpo y te anima los días que no son buenos. Tuvo que estar media hora buscando el latido de mi bebé y cuando me mandó a urgencias para ella era 1 posibilidad entre 5.000 que me pasará a mí. Tuvo que vivir también "la llamada". El dolor de la voz de Carlos al decirla que no hay latido y tener que aguantar a un padre y una madre llorar. 
La matrona que ha tenido que verme volver con 6 kilos menos y sin bebé, llorando mientras le contaba que no sabía que hacer, que estaba perdida y me sentía sola. Quería que me explicase que sucedía ahora y cuando podría volver a intentarlo. Me sigo sintiendo extraña cuando digo "volver a intentarlo" me suena tan brusco, como si Lucía no hubiese importado ni nadie la hubiese querido. El pensamiento de volver a quedarme embarazada no es algo malo, siempre lo he querido y nunca voy a rendirme, sé que conseguiré formar la familia que siempre he soñado.
 "Un hermanito para Lucía" parece el título de una película de clase B que echaban en antena tres en navidad. 

Algo que siempre se me ha quedado pendiente es acordarme del nombre de todas las personas que me atendieron esos días, ya que mi mente no estaba en ese hospital cuando se presentaban y no podía retener ningún nombre. Casi 4 semanas preguntándome como se llamaba aquella matrona que con tanto cariño y amor abrió la bolsa que contenía a mi niña y con tanto cuidado la puso en la cama para que la viéramos. 
No recuerdo a aquella mujer diciéndome su nombre al entrar a paritorio y Carlos tampoco recuerda que lo dijese acompañado del "soy la matrona". Solo recuerdo su mirada y su cariño. Una consulta rutinaria después de esto ha acabado mirando el registro del hospital junto a mi matrona en el centro de salud para repasar los nombres y acontecimientos que sucedieron esos 4 días. De repente leo en la pantalla;


 26 de mayo de 2023, 5:34 de la noche; Lucía (y aun apellido que no recuerdo) matrona que atiende a paciente con expulsión de feto sin latido...

 Por fin sé su nombre. 

Lucía, aquella matrona se llama Lucía, como mi hija. 

No sé si es una casualidad o cosa del destino, que aquella matrona se llamara igual que mi niña. Solo sé que me sentí un poquito más en paz y tranquila al saber su nombre. 

15 de junio. 

Desde que me diagnosticaron diabetes tipo 2 siempre me he culpado junto a mi trabajo por ello. Tantos años sentada en una silla de oficina atendiendo por teléfono a tantas personas que me quitaban gran parte de mi vida y mi ser, comía con ansiedad y muchas veces llegaba a casa solo con ganas de acostarme y dormir hasta el día siguiente. Aunque siempre he sabido alimentarme nunca me ha gustado ejercitarme. He sido una niña gorda toda mi vida por lo que nunca he sabido lo que es estar dentro de una consulta médica sin que me dijeran que mi problema era estar "gorda" y que adelgazara para que no me doliera la cabeza o para que esa alergia se fuera. 

Desde el primer día que supe que estaba embarazada pedí cita con el médico de cabecera por el tema de la glucosa, este me recetó bolis de insulina para reemplazar la pastilla, ya que es perjuiciosa para el feto. El endocrino semanas después me volvió a recetar otros dos bolis de insulina, me puso a dieta y me recomendó hacer varias cosas para mantenerme sana por el bebé. 

Me costó tanto al principio. 

Pincharme los dedos 6 veces al día, pincharme la insulina 5 veces al día junto con dejar alimentos o sustituirlos por otros. Fueron bastantes semanas donde solo lloraba y escucha como una enfermera sin tacto me decía "los controles están muy mal, muy altos. ¿Qué estás comiendo?", juzgándome como si comiera pasta, harinas y dulces todos los días a todas horas. 

Uno de los grandes miedos que tenía era que la diabetes hiciera que el bebé no creciese bien o creciese más de la cuenta por lo que me esforcé tanto en mantener la dieta y los niveles de glucosa estables que hasta perdí peso los primeros meses de embarazo. Me esforcé todo y más de lo que pude. 
Hoy he vuelto a ir al endocrino sin bebé a bordo y lo primero que he pensado ha sido "volver a empezar" y no quiero volver a la casilla de salida, quiero continuar como estoy. Con insulina, sensor y con el plan que tenía de ser madre. Porque sí, sigo queriendo ser madre. Cada vez que voy me toca un doctor diferente y me da tanta rabia. 
Lo primero que me ha preguntado es "de cuantas semanas estas" y he tenido que volver a repetir "de ninguna, perdí a mi bebé". Me han mirado todos en aquella sala, la enfermera y el estudiante han querido decirme con la mirada que lo sentían, pero el endocrino simplemente ha seguido mirando la pantalla y leyendo todo, cosa que debió hacer antes de yo entrar para no cagarla como con ese comentario. Por suerte me ha dicho que todo estaba bien aun que la glucosa un poco alta, pero dentro del rango por lo que podría seguir con la insulina y los sensores. Seguir con ya estaba antes, por fin algo bueno. 

Sé que es más fácil tomarme una pastilla y hacerme los controles menos seguidos, pero me da tanta tranquilidad pensar que si dentro de 2, 3 o 6 meses vuelvo a quedarme embarazada, sé que no hará daño al bebé. Solo espero que mi vida vaya encaminando por otro camino menos amargo y más dulce, aunque me dé una cetosis, quiero vivir feliz.

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