sábado, 8 de julio de 2023

⚕️Médicos y preguntas 🦋



14 de junio.

Citas médicas, idas y venidas. 
Creo que nunca me ha dado tanta ansiedad tener que ir al médico. Tengo la sensación de que si voy todos me juzgaran con la mirada, aun que nunca lo hacen siempre me lo imagino. 


La matrona, esa gran mujer que te acompaña durante todo el embarazo, te controla y te mira. Te explica cada cosa que pasa por tu cuerpo y te anima los días que no son buenos. Tuvo que estar media hora buscando el latido de mi bebé y cuando me mandó a urgencias para ella era 1 posibilidad entre 5.000 que me pasará a mí. Tuvo que vivir también "la llamada". El dolor de la voz de Carlos al decirla que no hay latido y tener que aguantar a un padre y una madre llorar. 
La matrona que ha tenido que verme volver con 6 kilos menos y sin bebé, llorando mientras le contaba que no sabía que hacer, que estaba perdida y me sentía sola. Quería que me explicase que sucedía ahora y cuando podría volver a intentarlo. Me sigo sintiendo extraña cuando digo "volver a intentarlo" me suena tan brusco, como si Lucía no hubiese importado ni nadie la hubiese querido. El pensamiento de volver a quedarme embarazada no es algo malo, siempre lo he querido y nunca voy a rendirme, sé que conseguiré formar la familia que siempre he soñado.
 "Un hermanito para Lucía" parece el título de una película de clase B que echaban en antena tres en navidad. 

Algo que siempre se me ha quedado pendiente es acordarme del nombre de todas las personas que me atendieron esos días, ya que mi mente no estaba en ese hospital cuando se presentaban y no podía retener ningún nombre. Casi 4 semanas preguntándome como se llamaba aquella matrona que con tanto cariño y amor abrió la bolsa que contenía a mi niña y con tanto cuidado la puso en la cama para que la viéramos. 
No recuerdo a aquella mujer diciéndome su nombre al entrar a paritorio y Carlos tampoco recuerda que lo dijese acompañado del "soy la matrona". Solo recuerdo su mirada y su cariño. Una consulta rutinaria después de esto ha acabado mirando el registro del hospital junto a mi matrona en el centro de salud para repasar los nombres y acontecimientos que sucedieron esos 4 días. De repente leo en la pantalla;


 26 de mayo de 2023, 5:34 de la noche; Lucía (y aun apellido que no recuerdo) matrona que atiende a paciente con expulsión de feto sin latido...

 Por fin sé su nombre. 

Lucía, aquella matrona se llama Lucía, como mi hija. 

No sé si es una casualidad o cosa del destino, que aquella matrona se llamara igual que mi niña. Solo sé que me sentí un poquito más en paz y tranquila al saber su nombre. 

15 de junio. 

Desde que me diagnosticaron diabetes tipo 2 siempre me he culpado junto a mi trabajo por ello. Tantos años sentada en una silla de oficina atendiendo por teléfono a tantas personas que me quitaban gran parte de mi vida y mi ser, comía con ansiedad y muchas veces llegaba a casa solo con ganas de acostarme y dormir hasta el día siguiente. Aunque siempre he sabido alimentarme nunca me ha gustado ejercitarme. He sido una niña gorda toda mi vida por lo que nunca he sabido lo que es estar dentro de una consulta médica sin que me dijeran que mi problema era estar "gorda" y que adelgazara para que no me doliera la cabeza o para que esa alergia se fuera. 

Desde el primer día que supe que estaba embarazada pedí cita con el médico de cabecera por el tema de la glucosa, este me recetó bolis de insulina para reemplazar la pastilla, ya que es perjuiciosa para el feto. El endocrino semanas después me volvió a recetar otros dos bolis de insulina, me puso a dieta y me recomendó hacer varias cosas para mantenerme sana por el bebé. 

Me costó tanto al principio. 

Pincharme los dedos 6 veces al día, pincharme la insulina 5 veces al día junto con dejar alimentos o sustituirlos por otros. Fueron bastantes semanas donde solo lloraba y escucha como una enfermera sin tacto me decía "los controles están muy mal, muy altos. ¿Qué estás comiendo?", juzgándome como si comiera pasta, harinas y dulces todos los días a todas horas. 

Uno de los grandes miedos que tenía era que la diabetes hiciera que el bebé no creciese bien o creciese más de la cuenta por lo que me esforcé tanto en mantener la dieta y los niveles de glucosa estables que hasta perdí peso los primeros meses de embarazo. Me esforcé todo y más de lo que pude. 
Hoy he vuelto a ir al endocrino sin bebé a bordo y lo primero que he pensado ha sido "volver a empezar" y no quiero volver a la casilla de salida, quiero continuar como estoy. Con insulina, sensor y con el plan que tenía de ser madre. Porque sí, sigo queriendo ser madre. Cada vez que voy me toca un doctor diferente y me da tanta rabia. 
Lo primero que me ha preguntado es "de cuantas semanas estas" y he tenido que volver a repetir "de ninguna, perdí a mi bebé". Me han mirado todos en aquella sala, la enfermera y el estudiante han querido decirme con la mirada que lo sentían, pero el endocrino simplemente ha seguido mirando la pantalla y leyendo todo, cosa que debió hacer antes de yo entrar para no cagarla como con ese comentario. Por suerte me ha dicho que todo estaba bien aun que la glucosa un poco alta, pero dentro del rango por lo que podría seguir con la insulina y los sensores. Seguir con ya estaba antes, por fin algo bueno. 

Sé que es más fácil tomarme una pastilla y hacerme los controles menos seguidos, pero me da tanta tranquilidad pensar que si dentro de 2, 3 o 6 meses vuelvo a quedarme embarazada, sé que no hará daño al bebé. Solo espero que mi vida vaya encaminando por otro camino menos amargo y más dulce, aunque me dé una cetosis, quiero vivir feliz.

viernes, 30 de junio de 2023

💜 Un día más, un día menos. 🦋

 

10 de Junio.


Los días previos al sábado me sentía mejor, no para tirar cohetes pero si como para no llorar todo el día y no sentirme culpable. Sabía que se acercaba el día en el que podría hablar con más gente que me entendiera y poder compartir los sentimientos y vivencias sin ser juzgada o sentir vergüenza y pena. 


Ya es sábado, Carlos se ha levantado cabreado y lo noto con cada sonido que sale de su boca y sus movimientos. ¿No querrá ir? Él dice que tiene sueño y que solo es eso, pero mi intuición me dice que hay algo más. 

De camino al centro de Valencia me siento aún más ansiosa y nerviosa, el viaje se me está haciendo eterno. Cuando llegamos tenía la sensación de que ya había estado en ese lugar y que conocía a las demás parejas como si fuéramos amigos de toda la vida. Me sentí cómoda en esa silla, aunque el cojín al que abrazaba contra mi tripa era más reconfortante. 

Desde que han empezado a hablar no he parado de llorar. Están contando uno a uno su perdida mientras lloro por ellas y lloro por mí. Nada más abrir la boca y pronunciar mi nombre las lágrimas salieron solas nuevamente, no hubo forma de pararlas y mi voz temblaba como si hubiera pasado todo ayer mismo y como si nunca lo hubiera contado a nadie. Sentí que volvía revivirlo y mis dudas, mis culpas y mis "y si" volvieron de nuevo a mi cabeza. Carlos finalmente confesó que se había levantado sin ganas de ir, que lo hacía más por mí que por él, pero que no se arrepiente de haber ido y haber escuchado a otros padres contar desde su perspectiva lo que sintieron y lo que les duele. 

Tras esa hora y media de escuchar, hablar, sentir y experimentar el dolor de cada mujer y hombre salgo con otras sensaciones y pensamientos. Salgó aprendiendo que el duelo es normal y  que yo solo debo estar presente y seguir con mi vida aun con ese dolor que a veces desgarra almas y mentes.

No estoy sola y nunca estaré sola. Hay miles de personas que pasan por la perdida de un bebé, de su hijo/a y siguen sus vidas sin poder olvidarlos, pero aprendiendo a vivir con su recuerdo y las sensaciones que dejaron en sus vidas.
También quiero escribir un poco más de la perdida gestacional o neonatal, ya que contar la perspectiva y la vivencia también es una buena forma de poder enseñar al mundo que es un duelo como otro cualquiera. 


Tiene sus fases, su aprendizaje y su tiempo de curación. No debemos olvidar que se pierde un hijo y un plan de futuro, se pierde también la perspectiva de uno mismo, un pedacito de ti y un pedacito de tu pareja. Como siempre he contado en mis redes sociales el hecho de estar por encima de mi peso influye mucho en como me tratan los médicos y lo que me diagnostican en consulta. No soy una persona que le guste ir a urgencias aunque lo requiera por estar muy enferma o necesitar atención urgente. 

Durante parte del embarazo he sentido dolores y pinchazos fuertes en el bajo vientre, un flujo abundante y algo turbio. He enfermado con fiebre, tos y mocos muchas veces, pero siempre me decían que era normal. Mis defensas estaban bajas por lo que los médicos lo atribuían a eso. Nunca tuve sangrado por lo que tampoco tenía la necesidad de ir a urgencias a que revisasen que todo iba estupendamente.

 La ecografía de las 12 semanas era la que más miedo me daba, que me dijeran que mi bebé podría tener alguna enfermedad y que debía hacerme más pruebas o que no era posible continuar con el embarazo me tenía en vilo cada noche. Sé que muchas madres les da igual, pero yo siempre he pensado en que si decidía ser madre y traer a un niño a este mundo no quería que este tuviera una vida llena de problemas y necesidades que esta sociedad no estaba dispuesto a darle. 

Tras ver la ecografía, escuchar los latidos y que me dijeran que todo estaba estupendamente respiré de nuevo y volví a sentir que todo iría bien. Pensé que no podría pasarme nada ni a mí ni a Lucía, estaba todo bien, ¿Qué otra cosa podría pasar? 

Algo que no te cuentan ni antes de quedarte embarazada ni durante, son los miles de complicaciones que puede tener un embarazo. Los riesgos que puede tener más allá de informarte sobre lo que puedes o no comer, lo que debes tomar de medicamentos, sí hacer ejercicio o no. En el colegio te dicen que uses preservativos para no quedarte embarazada o tener enfermedades de transmisión sexual, te enseñan el proceso de embarazo y la anatomía de este, pero nunca te cuentan sobre abortos, complicaciones o perdidas gestacionales. 

¿Es un tabú? 

No sé si responder con un sí o un no. Tras contar mi experiencia mucha gente me confesó que pasó por eso o que algún familiar o amigo también lo pasó, pero que no lo contaron hasta años después por miedo y vergüenza. ¿Vergüenza de qué? ¿De haber perdido a tu hijo al que has amado cierto tiempo dentro de tu útero o fuera de él? Nunca creí que fuera a perder a mi bebé, nunca imaginé que tuviera que pasar nuevamente por este proceso tan doloroso física y mentalmente. 

La mujer no debe contar antes de las 12 semanas su embarazo por si acaso. ¿Por si acaso? Yo decidí contárselo a mi familia antes de las 12 semanas, pero en redes sociales lo conté después, después de que pasara ese "peligro" que tanto me decían y al final tuve que terminar contando que había perdido ese embarazo. Yo decidí contarlo al mundo igual que también decidí contar la perdida. Nunca creí que fuera a perder a mi bebé, nunca imagine que tuviera que pasar nuevamente por este proceso tan doloroso física y mentalmente. Por suerte, cuando entré a urgencias nadie juzgo mi gordura ni mis "enfermedades" para culparme de la muerte o atribuirme esa culpa, aunque yo sí que lo hiciera.

Durante 4 días conocí a muchas matronas, ginecólogas, enfermeras, celadoras y ninguno de ellas me juzgó, me miró mal o me trató mal. Fueron todos profesionales que sabían que en esa habitación había una madre que no iba a llevarse a casa un bebe en sus brazos. Me brindaron ayuda, consuelo y amor. Aun a día de hoy pienso si esto hubiera sido igual en Madrid, si me hubieran atendido tan bien y con tanta paciencia o si directamente la gente hubiera sido borde y queriendo hacerlo todo con prisa. 

En esta ciudad perdí a mi hija, pero he ganado confianza en mi misma y en los profesionales médicos. He conocido mucho más a mi pareja y la he amado más. He llorado y reído al mismo tiempo y sé que llegará el día en el que Lucía tendrá un hermano/a que también la amará aunque nunca la haya conocido.

viernes, 16 de junio de 2023

🦋2 Semanas sin sentirte.🦋

7 de Junio.

Hace 2 semanas que me dijeron que tu corazón no latía. El dolor sigue estando y lo sigo viendo como un enemigo al que quiero exterminar y olvidar. Mis días son más llevaderos y no lloro tan seguido como antes. 

Sigo pensando que ayer cumplirías 21 semanas en mi vientre y que a lo mejor te moverías más y ya podría sentirte del todo. Podría ponerte música y cantarte mientras papá nos abraza y hablamos en el salón.



Nacer - verbo intransitivo. 
"Salir [una persona o un animal vivíparo] del vientre de la madre."


Decirle al mundo mi experiencia de como naciste, porque sí, naciste. Saliste de mí sintiendo contracciones, parí tu cuerpo sin vida, pero parí. 
Decirlo fue como sentir una ráfaga de aire frío en pleno verano, como un beso de papá cada noche antes de ir a dormir o cada palabra de cariño que sale de la gente. La rabia también sigue estando, pero se hace más pequeñita cada día que pasa y siento que puedo respirar cada día más profundo sin sentir pinchazos en el costado. El médico me llamó ayer y le dije que necesitaba ayuda, necesitaba saber qué hacer ahora. 

Dije la palabra "volver a intentarlo" pero ahora que lo escribo suena tan frío e impactante. Quiero ser madre y siempre lo he sabido. Puede sonar del siglo pasado y que muchas mujeres no me entiendan, pero quiero cuidar, enseñar, educar, consentir, cocinar para esa personita que durante 9 meses ha estado dentro mi esperando pacientemente a conocerme. 


Lucía, eso quería para ti. Una familia que te diera amor cada día y que te sintieras la niña más afortunada del mundo. Es duro pensar en volver a pasar por la búsqueda de un nuevo ser humano, volver a vivir con negativos en las pruebas de embarazo y no sé si podré sentir alegría cuando vea el positivo. 
Puede que tenga tanto miedo a que pase de nuevo que no podré disfrutar de ese nuevo embarazo sin pensar que lo que te ha pasado. Aún no he soñado contigo y no sé cómo sentirme. ¿Triste, feliz, desilusionada, decepcionada? No sé si estoy preparada para soñar contigo, si me dolerá más y no podré superarlo como con tu hermanito/a ¿Tú soñarás conmigo y papá? Quiero pensar que de verdad estás en algún lado, que tu alma sigue pululando por alguna parte ya sea a nuestro alrededor o en otro plano si es que existe. 


Escribirte es lo único que hace esto más llevadero. Son cartas que sé que nunca podrás leer y que nunca podrás responder, pero sé que las personas que la lean sentirán una parte de ti y te conocerán un poquito más. 

Te quiero Lucía, te quiero sin haberte tenido con vida fuera de mi vientre.







sábado, 10 de junio de 2023

✨🦋7 días después.🦋✨

30 de Mayo.

Hoy he despertado mejor, con algo más de fuerzas y ganas de seguir hacia adelante aun que no te vayas de mi cabeza. Pienso que no pasa nada, me arropo en papá cada día y nos ayudamos mutuamente ya sea llorando, hablándolo o simplemente abrazándonos

Decírselo a todo el mundo está siendo complicado.

Pensé que sería tan fácil como publicar un texto y que la gente solo me contestara que lo sentía, pero ahora que lo estoy viviendo me siento aún más sola en mi dolor.

Han pasado 4 días desde que abandonaste mi cuerpo y nos despedimos de ti. Todos los días han sido malos, pero ayer expresé tanto dolor que cada grito y cada lágrima me desgarraba la garganta

Me sentí sola en mi dolor, me sentí sola en esa cama aun que papa estuviera conmigo y la gente me hablase diciéndome que lo sentían. 

Cuando me miro al espejo no me veo por ningún lado, ese brillo que tenía y esas ganas de vivir ya no están por ninguna parte.

En estos momentos me doy cuenta el hombre tan perfecto qué tengo a mi lado, hubiera sido tan buen padre contigo. Lo será, sé que lo será algún día y espero que sea a mi lado y que nunca te olvide.
No quiero perderle y no quiero que nuestra vida cambie drásticamente por perderte y no poder superarlo. 


31 de Mayo.

Hace 1 semana que te fuiste y nos dejaste sin posibilidad de volver a verte.

Me duele aún más, cada vez que cierro los ojos te recuerdo. Recuerdo expulsarte y verte frente a mí, tan pequeña y delicada. Tus manitas perfectas, tu orejita redonda que se parecía a la de papá. Aún duele tanto.

No paro de llorar y recibir mensajes de gente diciéndome que lo siente y que tengo que continuar y seguir hacia delante, ¿Por qué dicen eso?, ¿No ven el dolor en esas palabras? Hace 1 semana que te fuiste de nuestro lado, no sé porque no entienden que he perdido una hija aun que no hayas vivido fuera de mi tripa, estabas viva dentro de mí. 

Mi madre dice que tengo que mirar que lo dicen porque me quieren, que no les dé cuenta a esas palabras porque no saben que decir y no lo dicen a malas… pero me duele tanto y me da tanta rabia no poder hacerles entender mi dolor y no encontrar en sus palabras algo que me ayude a seguir. 

Me duele el pecho, la barriga la siento vacía, los ovarios me matan de dolor y ya ni puedo continuar mi vida con normalidad. Cada paso que doy lo doy sin ti.

1 de Junio

He tenido que decirlo en voz alta a la enfermera, he tenido que decir todo lo que pasó y he llorado tanto, no me salían las palabras sentía el nudo en la garganta aún más potente.

Lo he dicho en voz alta, he tenido que repetir que te he perdido, de nuevo me siento estúpida y culpable.

Me da miedo enfrentarme al dolor, dicen que llore, que grite y que me exprese como desee, pero cada lágrima que saco es como un puñal que me clavan en el pecho.

Quiero que deje de doler tanto, quiero que dejen de escribirme con pena y me digan lo mismo siempre. Quiero continuar sin sufrir, sin este dolor, recordándote sin llorar y con energía suficiente como para continuar mi día sin problema.

Irme a casa con los brazos vacíos, que duro está siendo. El pecho me sigue doliendo, siento una presión constante y pinchazos.
En el hospital me dijeron que me subiría la leche, me dieron pastillas para que parase y aun así siento que mi pecho va a estallar y que no tengo con que calmarlo. 
Los ovarios me siguen doliendo tanto que no puedo vivir sin paracetamol y no voy al baño por culpa del hierro. Maldita la hora en la que me desangre en el quirófano y ahora tengo que estar 2 meses tomando hierro. 

Los días pasan un poco más rápido que al principio, pero aún siento esa soledad como si fuera ayer mismo cuando todo ocurrió...



martes, 6 de junio de 2023

💜🦋Lucía🦋💜


24 de Mayo.

A las 12 de la mañana empezó el peor día.
Sólo queríamos oírte y ver que estabas bien pero no había respuesta del otro lado.
Un taxi, 2 personas con miedo pero intentando que no se notara.
Las 14:30 del medio día y busco en aquella pantalla en urgencias tu carita y suplico oír tu corazón, pero no puedo. Sigue sin haber respuesta al otro lado.
Intento no llorar, pido que papá venga a vernos. Dicen que no estás y que tienes que irte sin ni siquiera haberte conocido, que no te mueves y que tu corazoncito ha dejado de latir.

Las 20:43; llega el momento más duro y cruel, me siento estúpida y culpable, lloro desconsolada y pienso en qué hice mal para que no te oyera nunca más.
Siento tu dolor, el dolor que debí sentir contigo dentro de 5 meses. Cada lágrima que estamos gastando espero que llegue a ti de alguna forma.

Las 2:20 de la mañana, siento aún más dolor y me dicen que puede que ya estés lista para dejar mi cuerpo e irte de nuestro lado, pero aún es pronto… 'Tengo que tener paciencia' me dicen, mientras mis piernas tiemblan y mis ojos ya no pueden llorar más.
3:33. No sé si este número me hace sentir bien o mal, sólo sé que me sirvió para poder decir basta y que me medicasen. El dolor pasó pero no pude dejar de pensar en ti y en si podría verte después de que te fueras de mi vientre y tu cuerpecito frágil estuviera encima de la cama o de mi.


25 de Mayo.

Ya es el día siguiente y sigo pensando que todo esto es un sueño y que me despertaré en mi cama contigo y papá.

Las 8:30 de la mañana y estaba tan cansada… Llevaba 2 horas sin poder dormir más de 5 minutos seguidos y no paraba de llorar pensando que se acercaba la hora de volver a sentir dolor.

Papá y yo hemos hablado por si queremos verte, pedir que te examinen y que nos digan qué te ha sucedido, pero papá no está seguro. Tiene miedo de verte y quedarse más triste. 

Yo sí quiero, tras pensarlo tanto sí que quiero verte y despedirme de ti.

Son las 15:10, aún no siento nada. Cuanto más se acerca la noche, más me va doliendo y más ganas tengo de que esto termine y pueda irme a casa, quiero olvidar todo esto pero no sé si es lo correcto y si debo.
Han venido a vernos para acompañarnos en este duelo tan doloroso. Mientras aquella mujer me contaba su experiencia, yo no paraba de pensar en por que me tocaba vivir de nuevo esto, no me merezco este sufrimiento. Nos ha explicado el duelo, que verte nos hará sanar antes y podremos decirte viendo tu carita que te queremos y que nunca te vamos a olvidar.

Las 11 de la noche, no aguanto el dolor y me vuelven a dar medicación, pero no hace efecto. Sigo sintiéndote cada minuto, 39 segundos de dolor cada minuto. Nunca olvidare que sentí cada contracción como si me estuvieran apuñalando y quitando un trocito de mi con cada una de ellas. Morfina, eso es lo ultimo que me pueden dar. Decido no ponerme nada mas y aguantar todo lo que pueda.


26 de Mayo, parte 1.


Son las 2 de la mañana, el dolor no ha cesado y ya no tengo fuerzas, se qué algo ha cambiado pero tengo tanto miedo de decirlo, de pedir ayuda. Finalmente pido la morfina porque tras 2 días con dolores ya no aguanto. Tras pincharme siento ganas de hacer pis por lo que me dirijo al baño y tras volver a la cama, ni 5 minutos después, lo siento.
Grito y lloro, siento que tengo que pujar, ¿Lo hago?, ¿Estaré de parto? No sé qué pasaba, sólo sé que te sentía casi fuera cuando la matrona aparece por la puerta y quiere revisarme pero yo grito que no puedo, que lo sentía pero no podía dejarte ir.

Me destapa y siento cómo mi cuerpo deja de responder y sólo pienso en que estas saliendo y no puedo hacer nada para detenerlo. Noto calor, siento entre mis piernas el calor que emites y no paro de pensar que ahora se ha vuelto más real y que no es un sueño. Dentro de mi he creado la ilusión de que van a darse cuenta que aún respiras y van a llevarte corriendo y te salvarán. Pero no fue así, esperé en silencio mientras me bajaban a paritario para ver si sentía algún movimiento o escuchaba algún ruido pero no había nada, de nuevo no había nada del otro lado.

Mientras me bajan a paritario tengo miedo y siento tanta pena que no dejo de llorar y temblar. Me miran todos con esa misma pena que llega a darme tanta rabia, quiero gritar y romper todo a cada paso que damos. Papá esta tan asustado, no sabe qué ha pasado y está confundido y preocupado. No recuerdo qué le gritaba mientras esto pasaba, sólo recuerdo el momento de expulsarte y decirle que ahí estabas. Intentaba que él no te viese porque no estaba segura de que el quisiera, recuerdo el golpe que le di y sus gafas cayéndose. Te vio nacer, vio como salías sin un ruido y sin aliento, su cara de miedo y tristeza nunca podré olvidarlo.

Ya en paritario no me importa la hora, ni si tengo que expulsar la placenta ni lo que me dice la matrona o ginecóloga, solo me sigue importando si al verte podré aguantar el dolor y el gran vació que nos has dejado.
Hemos hecho muchas preguntas, estamos tan perdidos que necesitamos que nos respondan antes de verte. Papá finalmente quiere verte, quiere despedirse de ti aunque no toque y aunque nos duela.
Este momento nunca lo olvidaré. No olvidaré cómo te trajeron a la cama despacio y abrieron la bolsa delante nuestra para poder verte mejor. Incluso dentro de ella veía tu orejita derecha y le decía a papá que era muy pequeñita, pero estabas perfecta. Mientras abrían la bolsa y el liquido amniótico salía solo podía pensar en aquella ilusión de nuevo, me estaba haciendo tanto daño no poder tenerte con vida ahí mismo.
Mientras te colocaban despacito y te acomodaba la matrona pudo ver que eras una niña, ¿Necesitaba saberlo? Todos se lo preguntan y mi respuesta es si, es lo único que podríamos saber de ti. Nunca podríamos saber el color de tus ojos o tu pelo. Si de mayor te gustaría el morado o el rojo o si preferirías los videojuegos o leer.
Cada vez que miro la cara de papá mientras te ve se me cae el alma al suelo y siento que la pisotean y la arrastran a lo mas oscuro de esa habitación. Duele tanto.

Sé que no es importante, pero necesitaba saberlo para darte un nombre y poder despedirme de ti como mi hija, para que doliera menos. Tras mirar tus manos, pies y cuerpecito pensé en tu nombre pero a la cabeza solo me venia uno. No era ninguno de la lista que teníamos, solo mire a papá y le dije “Lucía, ¿Puedo llamarla así?” Él solo respondió que si, que le parecía bien. Papá se portó tan bien conmigo dejando que escogiera tu nombre e hiciera más mío ese momento.

No sé cuánto tiempo estuve mirándote, quería tocarte, cogerte en brazos y mecerte pero no podía, no pude pedir que me pusieran unos guantes por miedo y rabia. No tuve fuerzas para dejar de mirarte sin pena, ojalá ese momento fuese eterno y pudiera quedarme contigo más tiempo, pero no fue así. El momento de despedirnos se acercaba y la rabia seguía asomando con cada lagrima que caía y cada palabra que salía de mi boca.

Tras envolverte en aquel protector y manta verde te pusieron una etiqueta, de esas para que se supiera que dentro estabas tú y que queríamos que te examinaran para saber qué te había pasado. No paraba de mirarlo y pensar “Espero que no se olviden de ti”.

Las 5:30 de la mañana, estoy de nuevo en la habitación donde todo había sucedido, misma cama y mismas sensaciones. Me dolía cada centímetro del cuerpo y no dejaba de pensar en ti y en que ya no volvería a verte, que ya no estabas dentro de mi. Quería sentirte dentro de mi.

Me medican y me dicen que me duerma pero, ¿Cómo voy a hacerlo, cómo voy a poder dormir después de esto? Papá está cansado y llorando, preocupado por mi dolor y triste por el suyo, quedamos dormidos poco rato después del agotamiento.


26 de Mayo, parte 2.

10:00 de la mañana; pensé que todo había terminado. Ya no estabas dentro de mi y tampoco te podía ver por lo que pensaba que podría irme a casa para poder descansar y pasar el duelo, pero aún querían ver que todo estuviera bien.

Tras una pequeña ecografía detectan que todavía quedaban restos en el útero, por lo que deciden hacerme un legrado.

Tras contárselo a papá se pone triste. Quiere también irse y está preocupado por mi, lo único que me sale es abrazarle y al instante rompe a llorar en mis brazos. No sé cómo consolarle ni cómo hacer que se sienta mejor, no sé qué decirle para mitigar esa rabia e impotencia que sé que tiene. No puedo tampoco hacerlo conmigo, no sé cómo sanar todo esto.

13:00; me bajan a quirófano pero nadie me explica nada y no entiendo si me van a dormir o estaré despierta. Se cuál es el procedimiento. Con 17 años cuando perdí a tu hermanito me lo hicieron despierta y fue lo peor. Tengo mucho miedo de dormirme y soñar contigo.

Sólo recuerdo que me enchufaron algo en la vía, me pusieron una mascarilla, me dijeron que era oxigeno y acto seguido me despierto en movimiento, con muchísimo dolor y ganas de pujar. Estaba en otra habitación y había muchísima gente. Recuerdo tanto dolor y gente diciéndome que pujara si era lo que necesitaba, otros corriendo y mirándome. Recuerdo los ruidos a mi alrededor, los latidos de bebés de otras madres, la pareja diciendo esas cosas tan feas de sus hijos mientras que la mujer se movía y los latidos de sus bebés sonaban aun más.

En quirófano los médicos vieron que tenia un gran sangrado por lo que el postoperatorio fue mas difícil. Casi 4 horas que para mi fueron 30 minutos entre llanto, dormir y papá intentando hacerme reír, pero fueron muy dolorosos. 4 horas que fueron un infierno para papá, que tuvo que aguantar verme llorar y decir que quería que te trajeran, abrazarte y tenerte. Horas de incertidumbre por si necesitaba otra operación de emergencia, una transfusión de sangre o si iba a salir viva de ahí.

17:30; llegamos a la habitación y sólo pienso que es otra noche más en esta cama tan incómoda, con tantos malos recuerdos. Sólo quiero irme a casa y poder llevarte conmigo, me pregunto constantemente por qué no puedo, por qué yo, por qué nosotros, por qué te has ido. Intento ducharme pero me mareo, me baja la tensión y siento que me desmayo. Papá está ahí por suerte, no se ha ido en 3 días y me ayuda a irme a la cama para no caerme y hacerme mas daño. Tengo anemia me dicen, la pérdida de sangre ha sido grande y es normal que me pase.

El día se hizo eterno, llevo 3 días sin comer bien, sin dormir, llorando desconsoladamente, llena de agujeros, heridas, sangre y la rabia que tanto odio que no se va. Llega la noche y duermo, no tardo mucho en despertar y, mirando de nuevo a papá en aquel sofá incómodo, pienso en qué vamos a hacer ahora con tus cosas, con los planes y las ilusiones de la familia. Cómo voy a decirlo en voz alta y hablar con la gente de lo sucedido. No puedo hacerlo, no quiero hacerlo.


27 de Mayo.

Son las 10 de la mañana y la ginecóloga me revisó nuevamente, todo está bien. Me enseña la ecografía y no hay nada en esa imagen, solo un útero vacío. No estas Lucía, te has ido y ahora veo que es muy real.


Por fin nos dan el alta, por fin podemos irnos a casa y descansar.

De nuevo 1 taxi y 2 personas con miedo intentando que no se notara, pero no pasan ni 5 minutos de estar sentada cuando mis lágrimas salen de nuevo. Tengo miedo de llegar a casa y encontrarme sola ante las emociones, los miedos y las preguntas no respondidas.

Los gatos, mis bichines peludos, llevan 4 días sin vernos. Pienso en ellos y lo felices que se van a poner al vernos.

Eran las 2 de la tarde cuando nada más entrar por la puerta de casa noto de nuevo esa rabia. La que no quiero que esté pero sé que debe estar.

Pienso en tumbarme en la cama y no moverme de ahí en 4 días pero lo primero que hago es coger todas tus cosas y meterlas en una cajita. Cuanto antes lo haga menos dolor sentiré cuando las vea. Cuando cruzo cualquier puerta sólo puedo pensar que en cada rincón de esta casa está el recuerdo de llevarte en mi tripita, que en ese sofá papá te puso música para que la escucharas o que en esa cama dormías conmigo y papá nos abrazaba por las noches y sonreía al pensar en cuando nacieras y cómo sería cogerte en brazos y quererte.

Lo único que queremos es dormir, nos acostamos en la cama y por primera vez en 4 días caigo rendida y me duermo, duermo sin soñar y sin apenas despertarme. Papá me levanta para comer, tenemos que comer algo, estamos tan débiles que lo único que nos apetece es dormir pero hacemos un esfuerzo descomunal en preparar algo de comida mientras hablamos de ti, del parto y de las sentimientos.

Los "lo lamento", los "lo siento", los "estamos contigo", los "te queremos" no llegan a ningún lado cuando la familia empieza a escribirnos. Todos nos hablan y nos saturan de mensajes que creemos vacíos y sin la más mínima intención de hacer daño, pero sin entender nuestro dolor. Duelo o pésame, ha muerto mi hija, ha muerto parte de mi y dentro de mi. Ha muerto y yo no lo sabia, no te sentí cuando morías y no sé si me lo perdonaré algún día.

No sé si podre salir de esta tristeza tan profunda y recordar tu carita sin sentir este nudo en la garganta.

Sólo espero que estés donde estés Lucía, si hay algún sitio donde vayáis los bebés nacidos sin vida, me perdones y puedas sentir el amor de papá y mamá.










Una nueva historia.

18 de diciembre de 2023. Hace 7 meses que te fuiste a las estrellas Lucía. Te fuiste pronto y sin poder despedirte.  Hace 7 meses que te fui...